Vivir para escribir
Inspiración y vocación
La decisión de iniciar este camino como autora fue tan razonada como sentida: fue pensada y repensada, porque en mi circunstancia particular, implicaba un adiós definitivo a mi trayectoria de 22 años en el mundo laboral corporativo. Pero después del concienzudo análisis racional, el impulso definitivo llegaría de lo más profundo del alma, de la tripa, de la entraña.
Las mejores decisiones que he tomado, han sido con el cerebro y el corazón en perfecta sincronización, aquellas donde el florecimiento personal y el bienestar de los que me rodean van en la misma dirección. Pensar sin sentir te coloca en el vacío; sentir sin pensar, te acerca peligrosamente al precipicio. Hay que pensar, usar la inteligencia, tener una estrategia, prevenir y estar listos para cada posible escenario; pero en definitiva, será la confianza, la fe y la voluntad, lo que te ilumine el camino y te fortalezca en los momentos de duda.
Escribir es un muy renovador intercambio, de inspiración saliendo de mi alma y júbilo entrando en cada rincón de mi ser. Para mí, escribir es tan necesario como respirar, es la esencia de mi personalidad, es tan natural como un pez fluyendo junto con el agua. Es alimento, vida, e irremediable destino. Voy con calma y paso a paso, sin forzar ni acelerar nada, respetando mis tiempos, mis ritmos y mis ciclos. Disfrutando cada descubrimiento y celebrando cada transformación. Bebiendo cada gota de sabiduría nueva, paladeando cada caramelo de felicidad, resignificando mi propósito de vida, renovando mi energía vital.
Desconozco hasta este momento, si pueda vivir DE escribir, pero de lo que en definitiva, estoy consciente ahora y he sabido desde el minuto uno, es que vivo y viviré PARA escribir, porque el camino de mi expresión, y la luz de mi legado, no se explica de otro modo más que a través de la palabra escrita.
Vivir para escribir, y morir, con un bolígrafo entre mis manos, escribiendo, siempre escribiendo.
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