Te sigo amando…
¿Elección o costumbre?
Bueno, pues para no desentonar, hablemos del tema de todos los Febreros: el amor. Pero no del amor romántico, ese enamoramiento cargado de flores, chocolates y dopamina y que en un parpadeo de termina… yo les puedo hablar, de un amor que después de 20 años sigue vigente pero no igual, porque para sobrevivir a la dura prueba del tiempo, hay que reinventarse cada día, y para sortear el desgaste del día a día, hay que ser flexible y comprometido.
¿Entonces, en dónde estamos? ¿Seguimos por elección consciente o como una costumbre sofocante? Habrá que ser realmente honestos y respondernos si estamos con quien estamos por decisión o por miedo a salir de la zona de confort... o si queremos irnos aún más atrás, porqué elegimos a la pareja con la que estamos, y qué es lo que mantiene la relación con vida.
Nos enamoramos de personas con estructuras de crianza y relaciones familiares que se asemejan a las nuestras, y que nos llevan a percibir de una manera muy parecida la vida y lo que hay en ella. Por muy diferente que deba de ser, hay ciertas cosas en las que forzosamente hay que coincidir, porque no son negociables en aras de mantener nuestra dignidad, integridad y salud (mental y física), y que son los deseos, intereses y valores.
Elegimos a nuestra pareja intentando reproducir lo que en nuestra infancia generó bienestar y compensar lo que nos faltó para llenar algún vacío. Pero eso es solo el enganche inicial: transitar de ahí a una relación profunda, necesita madurez, tolerancia, flexibilidad, constancia, compromiso, y la ya tan llevada y traída comunicación.
Si eliges a alguien parecido a tu Mamá o Papá, tendrás una experiencia de entendimiento profundo desde el inicio, lo que te permitirá cimentar tu relación sobre una base sólida, no habrá tanta dificultad para establecer acuerdos y será el lugar perfecto para poner en práctica todos los aprendizajes previos. El lado B, será llegar a un punto en que percibas tu relación como la continuación de la de tus Padres y no como un proyecto propio, así como la dificultad de soltar lo que para nos nuevos tiempos ya sea obsoleto e inoperante.
Si eliges a alguien que sea opuesto a tu Mamá o Papá para no reproducir lo que te lastimó en la infancia, te encontrarás con valores y creencias distintos que te complementarán y te ayudarán a crecer, habrás conseguido romper con el doloroso pasado y tu evolución está asegurada; nada más, cuida que las diferencias no se conviertan en abismos que los vuelvan distantes, generando confusión y desarraigo.
Así que habrá que disfrutar las flores y los chocolates, pero también, aprender a ser pareja en libertad para que el amor no termine marchito como las flores, o derretido como los chocolates…
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