Mayrautora
¿Ser promedio es mediocridad?
Está bien aceptarte con lo que eres y o que tienes.
Hay veces que me cuestiono si está bien ser feliz y estar en paz con poco. Mi vida es sencilla, mi carro no es del último modelo, ni mi casa la más grande y lujosa de mi calle. No tengo grandes cantidades de dinero, me gusta ir de vacaciones a los pueblitos en vez de las playas de moda atiborradas de gente y me hace profundamente feliz sentarme a la mesa con mi esposo y mi hija y comernos un sándwich, en vez de ir al restaurante de moda a presumir lo que no tengo, y aparentar lo que no soy a gente a la que no le importo.
Y de repente, al verme sometida a la presión de la cultura del logro, siento que está mal, que soy conformista, mediocre y una perdedora. Que debería desear más, trabajar más, desvelarme más, estresarme más, tener más, porque eso me haría lucir exitosa y triunfadora ente los demás. Qué agotador… dar más, siempre más, porque nunca eres lo suficientemente bueno, alto, delgado, joven, adinerado, etc. Siempre nos estamos comparando, siempre hay el que tiene lo que yo no, el que es lo que yo no soy, el que luce m mejor o tiene un carro más nuevo o una casa más grande.
Desde niña aprendí que si no tenía las mejores calificaciones en la escuela, si no era el ejemplo para mi hermano y mis primos, si no era la mejor en todo, no tenía derecho a ser vista, ser amada ni tomada en cuenta. Claro que es importante tener metas y querer mejorar, pero cuando eso se vuelve el único sostén de tu valía como individuo, y deja de ser una inspiración para volverse un motivo de estrés y angustia, entonces abrazar lo que eres y aceptar lo que tienes, es una gran idea.
Todo a nuestro alrededor nos bombardea con ideas de la vida perfecta, el cuerpo ideal, el estatus económico que te hace estar “a la altura”, porque eso es aspiracional, porque yo no sé en qué momento se volvió tan sobre valorado el hecho de alcanzar esa vida de fantasía y ensueño. Por tanto, si soy una mujer talla 36, que es feliz con su carro de hace 10 años, su casa modesta y su vida sencilla, entonces seguro algo estaría mal conmigo por no “aspirar” a vivir en Lomas de Chapultepec, tener un Tesla y ser talla 28. Me niego a terminar consumida por la ansiedad de un perfeccionismo irreal, y envuelta en una espiral tóxica de querer alcanzar ideales inalcanzables y peligrosos.
Mi hija no necesita una Mamá ideal sino feliz, plena, estable, decente. Ser promedio está bien, estar contenta con lo que tengo está bien. Y sí, tal como soy, con lo que pienso, lo que siento, cómo luzco y lo que tengo, soy suficiente...

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