Mayrautora
Positivismo tóxico
Cuando “echarle ganas" nada resuelve
Es más común de lo que me gustaría, las invitaciones a tener una “actitud positiva” ante la vida y sus reveces, y lo primero que viene a mi mente cuestionar es, porqué la necedad de exaltar los estados de felicidad, la sonrisa permanente y el optimismo constante.
En más ocasiones de las que quisiera recordar, he leído o escuchando bobadas como: “tú puedes, échale ganas”, “sonríe, te ves mal cuando te enojas”, “arriba corazones”, y demás frases del mismo estilo vacío y ridículo.
¿Por qué tengo que estar en permanente estado de alegría con una sonrisa de oreja a oreja? La negación, minimización e invalidación de una auténtica experiencia emocional, a lo único que nos lleva es a la represión de la tristeza o el enojo, que al paso del tiempo termina por convertirse en resentimiento tóxico, que se acumula hasta un punto en que se vuelve una bomba de tiempo que explotará inevitablemente y sin control.
Enojo, ansiedad, miedo o desagrado (por mencionar solo algunos ejemplos), son etiquetados como malos o incorrectos de sentir, y ya ni hablamos de expresarlos, como si estas emociones fueran dignas de atacarlas y esconderlas con actitudes de “todo estará bien” o “no pasa nada”, donde lo único que se logra es aislarnos por sentir a los demás poco accesibles emocionalmente o sin empatía hacia nuestras emociones.
Enmascarar los verdaderos sentimientos fingiendo que todo está bien, solo genera culpabilidad y hasta nos hace pensar que algo anda mal con nosotros por no sentirnos felices y positivos todo el tiempo. Y bueno, ya ni hablemos de las redes sociales, que retratan vidas perfectas con felicidad permanente que uno se cree y se compra, perdiendo de vista que son solo una colección de momentos armados y prefabricados, de los cuáles desconocemos el contexto real y el trasfondo.
De acuerdo sí, se escucha bien lindo y todo, pero pretender arreglarlo todo con palabras huecas como “querer es poder” (¿y si hoy no quiero qué pasa?), “échale ganas” (¿y dónde las venden o cómo?), “tienes que vibrar alto” (¿alto en la azotea de mi casa, alto en el mirador de la torre latinoamericana, o alto en el último piso del Burj Khalifa?) y así por el estilo, solo genera silencio y vergüenza en aquel que se está sintiendo mal, y que lo último que necesita es un rosario de las 345 mil razones por las cuáles no tiene derecho a sentirse deprimido.
Está muy bien ser positivos y buscarle el lado amable a las cosas, pero pretender perfección y felicidad permanentes, es irreal. Dejar de intentar ser siempre positivos y aprender a procesar los sentimientos nos ayudará a comprendernos mejor, y a tratarnos a nosotros mismos y a los demás, con más empatía y compasión.

¡Sígueme!
¡Descubre mis libros!
Acompañamiento e inspiración personalizados
¡ESCRÍBEME!
mayraliliana20@gmail.com